viernes, 4 de enero de 2008

Del sentido del humor y de su importancia en esta vida.

Una de las lecciones teóricas que aprendí durante el 2007 fue que el sentido del humor es una herramienta muy útil, y en ocasiones incluso tremendamente poderosa para que los palos y decepciones pequeños o grandes de esta vida no detengan tu rumbo en la misma, o al menos, no lo hagan demasiado tiempo mientras en soledad te lames las heridas con la constante y amarga pregunta de un por qué.

Y efectivamente, así es...es una excelente lección teórica, de esas de muchos créditos, pero que debería disponer también de ejemplos prácticos en modo vicario, porque en ocasiones la intensidad o la duración de esos palos o decepciones hacen que esa lección se olvide el tiempo suficiente como para que duelan y agoten de veras. Aunque por suerte, una vez aprendida teóricamente, es algo que suele recordarse y que ayuda de nuevo a levantarse en momentos de verdadera necesidad.

En fin, esta breve parida o ida de pinza viene dada por unos pocos días de pesimismo, o más bien días en los que esa lección teórica fue olvidada, días posteriores a un llamémosle decente cierre de 2007, y en los que he estado deseando fervientemente que terminaran estas fiestas y volver a la rutina.
Manda huevos...

Pero bueno...en ocasiones suceden estímulos inesperados a altas horas intempestivas de la madrugada, en los que las sonoras carcajadas de uno, con las consecuentes quejas de una abuela que duerme, te muestran que incluso Dios tiene sentido del humor ;)

1 comentarios:

Celebnár dijo...

A saber de qué te reirías tú a carcajadas. Me das auténtico pavor :P

Nada, nada, a ponerse la sonrisa de domingo y mirar las cosas de la mejor forma posible, que el pesimismo no nos conduce nada más que a un mayor pesimismo.
¡Ponte las pilas!